El detrás de las clases en línea
Durante toda mi vida me he visto rodeada de maestros y no solo por la escuela, sino porque muchos de mis conocidos son o han sido profesores. Esta agradable coincidencia me ha permitido comprender las 2 caras de la moneda, el lado de los alumnos y el de los maestros.
Por un lado, el hecho de ser tan ñoña desde pequeña me volvió una alumna muy crítica, no me conformaba con los profesores “barco” ni con las clases improvisadas, exigía calidad en el contenido de sus clases, me chocaban los profesores que se sentían carceleros de los grupos y disfrutaba las clases de aquellos profesores que te contagiaban su pasión por la materia que enseñaban o por la docencia en general. Por otro lado, gracias a mi circulo social entendí lo que significa ser maestro en México, luchar por tener horas de clase cada semestre, pararse frente a un grupo, lograr captar su atención, preparar las clases desde un día anterior, buscar tácticas para que tus alumnos aprendan más y mejor, calificar exámenes y lidiar con aquellos que no disfrutan estudiar pero les encanta hacer un drama por una buena calificación.
Esa oportunidad de conocer lo bueno y lo malo de ambos mundos me hizo disfrutar más mis clases, respetar a mis profesores e incluso tener una gran amistad con ellos. Pero ahora, en el aislamiento en el que estamos viviendo, muchos profesores han compartido conmigo los retos a los que se han tenido que enfrentar con el cambio de clases presenciales a clases virtuales.
De un día a otro muchos profesores tuvieron que aprender a utilizar muchas aplicaciones, sistemas y plataformas virtuales para continuar con su labor, adaptar espacios en su casa para hacer las transmisiones y buscar opciones que les permitieran seguir ofreciendo clases de gran calidad. Algunos de ellos tuvieron que comprar equipo, ya sea una computadora, audífonos, cámaras, micrófonos o incluso contratar mejores servicios de internet que les permitieran tener una videollamada fluida.
Para entender mejor lo que están viviendo los profesores hoy en día, me acerqué a Eva Gabriela Hernández Hernández, quien es es psicóloga y docente. Cuenta con 6 años de experiencia como profesora y actualmente es titular de clases de español, en primer grado de primaria.
Andrea: ¿Cómo han sido tus clases desde que comenzó la pandemia?
Eva: Cuando inició el periodo de cuarentena comenzamos a trabajar a través de correos electrónicos, se enviaban actividades y se registraban las entregas, pero a partir de que terminó semana santa comencé a dar clases por Zoom.
Andrea: ¿Y cuáles han sido los cambios que esto conlleva?
Eva: Han sido varios cambios, por ejemplo la primera semana fue muy dura, debido a que se nos solicitó a los maestros trabajar con los alumnos por correo, mientras teníamos juntas por Zoom. Después entramos en un periodo de capacitación entre profesores para poder comenzar a dar clases por esta misma plataforma. En estas capacitaciones y en la mudanza a clases en línea el maestro de computación nos ha apoyado mucho, nos enseñó a usar la aplicación y en cada junta los maestros nos íbamos turnando para poder convocar las reuniones y así practicar el manejo de las diferentes funciones de la plataforma. Las capacitaciones nos ayudaron mucho y hay profesores de "edad avanzada" que gracias a ellas se sienten mucho más seguros y están realizado un gran trabajo con sus clases.
Este aprendizaje lo llevamos a cabo incluso antes de que la SEP promoviera el uso de G Suit o se ofrecieran capacitaciones por Youtube, las cuales también las estamos tomando, ya que hemos observado los beneficios que tiene el uso de estas plataformas.
Dar clases línea, también implica tener que elaborar mucho material para hacer más atractiva la clase y captar la atención de nuestros alumnos, puesto que hay distractores en casa que los maestros no podemos controlar. Además, al tener que enviar las actividades semanalmente a los papás de los alumnos, me queda muy poco tiempo para revisar y analizar las estrategias que han funcionado mejor para poder preparar las clases de la siguiente semana.
Por otro lado, he tenido que destinar más tiempo a mi trabajo, por lo menos 2 horas más y han habido días en que se hace muy pesado o incluso necesito doblar mis turnos.
“…he tenido que destinar más tiempo a mi trabajo, por lo menos 2 horas más y han habido días en que se hace muy pesado o incluso necesito doblar mis turnos.”
Andrea: ¿Cómo han respondido tus alumnos y sus papás a todos estos cambios?
Eva: Su respuesta ha sido bastante buena. Al inicio, como trabajamos con los alumnos por correo, los papás eran los encargados de supervisar completamente las actividades, así que fue difícil para ambos. Los papás sentían que era mucho trabajo y que no tenían tiempo para realizar otras actividades y los niños se estresaban mucho, ya que los papás los regañaban y obviamente no podían salir. De hecho, algunos papás me reportaban que habían notado cambios negativos en el comportamiento de sus hijos, pero ya que iniciaron las clases en Zoom se sintieron más relajados, tanto los niños como papás. Yo los veo felices e incluso perciben que es menos trabajo el que realizamos en clase, cuando en realidad hacemos más actividades.
En el caso de los niños que no se pueden conectar yo les elaboró un vídeo explicando el tema y guiando las actividades. De igual manera, ellos también consideran que es más fácil. Unicamente, hemos percibido disgusto por parte de los papás sobre los pagos de las colegiaturas, ya que muchos están teniendo problemas económicos y eso también nos está afectando a nosotros.
Andrea: ¿Y qué cambios o adquisiciones tuviste que realizar para adaptar tu espacio y poder dar tus clases en línea?
Eva: He tenido que habilitar dos espacios de mi casa para dar mis clases, en la sala y en mi cuarto, ya que también intento no interrumpir las actividades de mi familia. Así que compré algunas micas para usarlas como pizarrón y decoré las paredes. También tuve que comprar un accesorio para el celular porque a veces me falla el Internet y en esos casos uso los datos y la cámara de mi celular para transmitir mis clases.
Andrea: ¿Y eso ha ocasionado que tengas que gastar más en datos o contratar más megas?
Eva: Solamente, tuve que hacer un cambio en mi plan telefónico, pero no fue mucho. De 150 pesos que pagaba, ahora pago 200 pesos y así tengo más megas, pero he sabido de otros compañeros que tuvieron contratar más megas en su servicio de Internet.
Además, en la escuela contamos con equipos de cómputo y se los pudieron prestar a los compañeros que no contaban con uno, aún así muchos profesores sí se han visto en aprietos por esta situación y también muchos niños.
Considero que de cierta manera la escuela en la que trabajo está en una situación privilegiada en comparación con otras escuelas de la misma zona, porque hay muchas carencias en cuanto al acceso digital de la educación.
Andrea: Tomando en cuenta todo esto ¿Cuál creés que ha sido el reto más grande para tus alumnos?
Eva: El poder estar presentes en la clase, porque hay alumnos que son hijos de servidores del sector salud y se les dificulta que alguien pueda apoyarlos en las actividades. También, al inicio muchos papás continuaban trabajando, así que en la noche, a pesar de que los niños ya estaban cansados y no tenían mucha disposición para trabajar, debían hacer sus actividades, por que era el único horario disponible para sus papás y algunos ya van a ir reanudando sus actividades laborales, por lo que se va a acrecentar este problema. Además, hay otros que por la zona donde viven no pueden conectarse adecuadamente, ya que su señal de Internet no es buena.
Andrea: ¿Y cuál ha sido el reto más importante para ti?
Eva: El no poder ver a mis alumnos cambió totalmente mi rutina. Asimismo, debo hacer muchos cambios en la forma en la que hacíamos las actividades, lo cual me ha generado mucho agotamiento y ahora debo involucrarme plenamente en mi trabajo. Lo más difícil es que yo no puedo ver como trabajan mis alumnos ni asegurarme de que están poniendo atención y me duele mucho que algunos de ellos no puedan acceder a las clases, porque no cuentan con alguien que pueda estar con ellos.
Igualmente, creo que cualquier maestro te podrá decir que nuestra alma como docente está en la convivencia con nuestros alumnos.
“Lo más difícil es que yo no puedo ver como trabajan mis alumnos ni asegurarme de que están poniendo atención y me duele mucho que algunos de ellos no puedan acceder a las clases, porque no cuentan con alguien que pueda estar con ellos.”
Andrea: ¿Cómo crees que todo esto afecte a la educación en México?
Eva: Pienso que el problema más grande es que no se puede llegar a todos los niños y no hay alguien que esté guiando el conocimiento hacia ellos. Sabemos que normalmente existen muchos factores por los cuales los niños no tomaban sus clases, pues también hay dificultades cuando se trata de clases presenciales, pero ahora pienso que esa situación se va agudizar y se generarán más problemáticas en la educación.
Por otro lado, esto va a tener un beneficio, ya que yo, como profesora, y muchos compañeros vamos a poder tener más herramientas para nuestras clases y así aumentar nuestra confianza en nosotros mismos sobre la capacidad que tenemos para poder ofrecer una educación a través de medios digitales.
Con esta conversación me queda claro que dar clases en línea no es nada fácil. No se trata de compartir tutoriales como youtubers, sino de generar contenido y estrategias para lograr el mayor aprendizaje en cada alumno y esta situación está poniendo nuevos retos para la educación. Además, creo que es muy importante reconocer el rol de los profesores, pues así como Eva nos cuenta los esfuerzos que hace por seguir su labor como maestra, muchos docentes están poniendo todo de su parte para hacer que esto funcione y que menos alumnos se queden sin clases. Estos esfuerzos incluso van más allá de cumplir con su trabajo y demuestran la pasión con la que muchos de ellos ejercen su profesión.
¿Qué han hecho tus profesores o qué has hecho tú como profesor para apoyar la educación en México? ¿Qué consejos nos pueden compartir? Escribenos tus comentarios y ¡sigamos la conversación!